La mentira como asignatura pendiente

Según una escuela de Reino Unido saber mentir bien puede contribuir a tener más éxito en la vida.

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Nuria Fernández López

 

La escuela Perse, en Cambridge (Reino Unido), 'indulta' a sus alumnos cuando cometen 'pecados' menores si logran inventar una buena excusa en 10 segundos. Según la administración del colegio, aprender a mentir bien garantizará su éxito en la vida.

El director del centro, Ed Elliott, opina que de este modo está desarrollando en sus discípulos el "encanto y la elocuencia necesarios para la siguiente generación de empresarios y creadores de riqueza británica".

"Es una gran lección en la vida, saber encontrar palabras para salir de un apuro y hacerlo muy rápidamente. Como director, quería jugar mi papel en crear una generación de pensamiento rápido y comunicación inteligente", destaca Elliott, según recoge The Telegraph.
Elliott es conocido desde hace tiempo por algunas de sus insólitas ideas. Entre otras cosas, opina que los alumnos necesitan un poco de aburrimiento ya que esto impulsa su creatividad y fomenta el desarrollo de la inteligencia emocional y la empatía.

Es ser humano en general es sorprendente, y algunos es particular sobresalen por encima de la media. Debemos ahora aprender a ser buenos mentirosos.

Lo que más me sorprende de esta noticia, al margen de que cualquiera puede opinar como su sentido común le permita, es el hecho de que otros acepten este planteamiento como un método valido de aprendizaje de comportamientos profesionales-sociales-personales.

Los padres nos pasamos media vida enseñando a nuestros hijos la importancia de decir la verdad a pesar de las consecuencias. Buscamos todo tipo de argumentaciones para ayudarles a comprender y ahora resulta que lo que deberíamos hacer es enseñarles a mentir bien porque eso puede ayudarles en su futuro profesional.

 Miedo me dan esos futuros profesionales en cualquiera que sea su profesión habiendo entrenado como una de las competencias claves pasa su éxito "la mentira". No quisiera encontrarme con un abogado, médico, político, empresario, formado allí. Mentirán y manipularan estupendamente a sus clientes, pacientes, usuarios, ciudadanos, etc.

El asunto se enmarca en la escala de valores social y personal que cada uno esté dispuesto a adoptar. Lo que sí es cierto es que en el resultado final puedo hasta estar de acuerdo, en el sentido de que en no pocas ocasiones me he encontrado con personas manipuladoras y sin muchos escrúpulos con bastante éxito, entiendo que la mentira o el manejar la información según conveniencia personal aun cuando no se ajusta a la verdad contribuye mucho. Lo que también creo es que es una cuestión de práctica, como todo en la vida, cuanto más se practica mejor  y más natural sale, en el fondo  este es el entrenamiento que hace esta escuela, trabajar en la rapidez y agilidad para inventar excusas lo más creíbles posible en el menor tiempo.

La cuestión está en la ética no sólo de legitimar determinados tipos de comportamientos, sino incluso recompensarlos."Si inventas una buena excusa te salvas". En un mundo en dónde están en entredicho tantas cosas y en el que la ausencia de muchos valores nos sitúa en situaciones muy comprometidas, que alguien  por notoriedad o por lo que sea, establezca dentro de un programa de formación de futuros profesionales, el inventar buenas y rápidas excusas,  me deja un tanto perpleja.

No sé donde este tipo de actuaciones deja a los valores en los que nuestros padres nos han educado: la honestidad, integridad, solidaridad, respeto, empatía, sinceridad como aspectos clave  para ser personas de "bien", en contraposición al mensaje " saber inventar buenas excusas es una señal de encanto y elocuencia.".

Está claro que la elocuencia, la creatividad, la agilidad, la agudeza, el dominio de las habilidades de comunicación son aspectos clave en si mismos de éxito sin estar en ningún caso al servicio de la mentira y el engaño y entrenables por caminos bien distintos.

Por otro lado diferentes estudios, libros, artículos y publicaciones diversas vienen explicando de forma reiterativa y constante la importancia que valores como la honestidad, sinceridad, la empatía,  la credibilidad tienen en los procesos de liderazgo y gestión de personas en general, no coincidiendo en absoluto con la tesis de esta escuela que por otro lado entiendo será la anécdota dentro de los programas formativos por los que pasarán los futuros profesionales.

También creo que si de llamar la atención se trata habrá muchas otras cosas que seguramente consigan el mismo efecto y no atenten contra lo valores personales que deben estar, desde mi punto de vista, por encima de todo, incluso del propio éxito. 

 

 

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