A pesar de la creencia popular de que los deportistas profesionales carecen de interés por el estudio, alguno de ellos continúan su formación superior mientras desarrollan su carrera deportiva.
En España se acusa a los deportistas profesionales, fundamentalmente a los futbolistas ya que son los que copan las portadas de los diarios y los minutos dedicados a los deportes en las cadenas de televisión, de no preocuparse tanto por desarrollar su mente como su cuerpo.
La idea generalizada que se tiene sobre el jugador de fútbol profesional tipo es la de un niño en edad escolar que empezó a destacar con el balón y fue fichado por un club importante. Allí, se preocuparon por enseñarle todo lo posible sobre el deporte rey y fueron consiguiendo que su pequeño cuerpo infantil se convirtiese con el paso del tiempo en el de un atleta completo. Lamentable, la absoluta dedicación a su desarrollo físico, técnico y táctico, dentro de su profesión, le impidió acceder a una educación superior o, en el peor de los casos, completar su educación elementaria.
Así eran casos de excepción el del jugador de fútbol Socrates, internacional con la selección brasileña durante los años 80, que poseía un doctorado en medicina y otro en filosofía (¿sería que su nombre ya le auguraba una gran semejanza con su homónimo, el famoso filosofo ateniense?).
Aunque es cierto que esta idea podía tener ciertos visos de realidad hace algún tiempo, en la actualidad los profesionales del deporte saben que su carrera profesional es corta y así, algunos deciden contratar a gente que les ayude a la hora de invertir y proteger su patrimonio para mantener un buen nivel de vida e incluso poder emprender nuevos proyectos profesionales tras su retirada de las canchas.
En otras ocasiones, cada vez más frecuentes, los deportistas poseen más de una vocación, y desean poder continuar tras su retirada con una nueva vida profesional en ocasiones apartada de su antigua profesión.
No resulta tan extraño que hoy en día las jóvenes estrellas continúen su formación, en ocasiones incluso apoyados por sus clubes, desde dónde actualmente también se valora mucho más la idea de tener entre sus filas a una persona formada y responsable.
Entre viajes, partidos y entrenamientos resulta complicado poder acudir presencialmente a la universidad y así, como muchos otros profesionales de otros ámbitos que también desean complementar su formación, acuden a la universidad a distancia.
Nadie dice que compaginar trabajo y estudios sea sencillo, exige un sacrificio regular y constante. Las empresas, cada vez más concienciadas con la necesidad de facilitar las condiciones de sus trabajadores cuando se encuentran en esta situación suelen llevar a cabo medidas de conciliación que consigan que estos esforzados estudiantes a tiempo parcial puedan continuar con sus carreras.
¿Pero qué ocurre cuando las medidas de conciliación chocan con los intereses y proyectos más inmediatos de la empresa?
Es lo que le ha sucedido al jugador del Atalanta, Guglielmo Stendardo. El defensa, matriculado en Derecho se disponía a realizar sus exámenes en Salerno, pero su equipo tenía durante esas fechas un partido de la copa italiana ante la Roma.
El martes, Derecho Civil, al día siguiente, Derecho Penal y para finalizar el jueves Penal, Civil o Administrativo. Exámenes todos ellos que de no presentarse en esas fechas tendrían que posponerse hasta el curso siguiente.
Stendardo, un jugador fijo en las alineaciones del Atalanta, contaba de nuevo con la confianza de su entrenador, quien había decidido incluirlo en la convocatoria para Roma.
Sin embargo, Stendardo, que había solicitado al club, con varios meses de antelación, el ausentarse durante esas fechas, no se presentó ni viajó con el equipo, que perdió su partido. Ahora puede enfrentarse a una sanción de su club impulsada por las declaraciones de su técnico:
"Creo que quiere jugar al fútbol los próximos cinco años, así que no veo imprescindible su carrera legal. Claro que entiendo su exigencia", añadió, "pero él debe comprender las necesidades de su club, que se juega el pase a la siguiente ronda de la “Coppa”. Además, el Atalanta tiene un código interno que ningún jugador puede dejar de cumplir. Stendardo asumirá la responsabilidad de sus actos".
Seguramente, cualquier empleado que desarrolle su trabajo simultáneamente al estudio de una carrera o Master se habrá encontrado en alguna situación similar, una práctica o examen que coincide con una reunión de vital importancia o un pico de trabajo particularmente alto.
¿Qué pasa cuando entran en conflicto los deseos personales de continuar formándose con las necesidades más inmediatas de la empresa? ¿Nos encontramos ante un empleado que ejerce sus derechos o ante un miembro del equipo que no valora las necesidades de su empresa?
¿Y en caso de la empresa? ¿Se comporta de manera correcta buscando su necesidad inmediata que se puede traducir en un mejor futuro, incluido el del empleado o por el contrario se trata de una situación de abuso que incluso entra en conflicto con la legislación laboral vigente?
¿Podría tratarse de una situación que ni el propio jugador ni su club han sabido manejar correctamente? Seguramente.
Las medidas de conciliación deben ser un punto de partida para hallar el mejor equilibrio posible entre las necesidades de la empresa y del empleado, sin que se vea perjudicado el trabajo diario y consiguiendo que trabajador y empresa logren sus metas: Un trabajador eficiente y feliz en una empresa exitosa y comprometida con el bienestar de los suyos.