Cuando debemos tomar una decisión que nos obliga a optar entre múltiples alternativas, sentimos lo que los expertos denominan parálisis de la libertad de elección.
Hay un dogma en las sociedades occidentales que implícitamente reza, que si queremos aumentar la satisfacción de las personas, debemos aumentar su posibilidad de elección. De alguna forma se plantea que maximizar la posibilidad de elección, es maximizar el sentimiento de satisfacción.
Sin embargo, esto que seguramente en un momento fue rotundamente cierto, ahora vivimos en un mundo en que la liberad de elección se está convirtiendo más en un camino hacía la frustración que hacia la satisfacción.
Hemos pasado de no tener libertad, a conquistarla y ejercerla al extremo, ante infinitas posibilidades de elección en multitud de ámbitos y aspectos de la vida.
Por un momento pensemos que queremos adquirir cualquier producto o servicio, y comprobaremos el abanico de posibilidades de elección al que tenemos que enfrentarnos: marcas, formas, colores, tamaños, características técnicas, potencias, consumos, componentes, y un larguísimo etc.
La investigación en este campo plantea que la posibilidad de elegir entre tantas opciones no nos hace sentirnos más satisfechos, al contrario, en muchos casos genera más inseguridad e incertidumbre.
Hay muchos estudios que demuestran que nos posicionamos con más facilidad cuándo contamos con menos opciones. Nos sentimos más seguros, más tranquilos menos estresados y más dispuestos a elegir y decidir.
Cuando debemos tomar una decisión en la que tenemos muchas opciones, sentimos una especie de parálisis. Hay estudios que demuestran que tendemos a inhibirnos menos en nuestras decisiones, si tenemos que decidir entre pocas alternativas. Vamos, que es más fácil que nos posicionemos si tenemos cuatro alternativas en lugar de ocho, aunque aparentemente tener ocho alternativas nos permite más posibilidades, al final nos dificulta más la elección.
Si finalmente superemos esta parálisis y elegimos, la satisfacción con la decisión que hemos tomado será menor que si hubiésemos tenido menos opciones entre las que elegir, ya que hay una tendencia a dudar de si la elección tomada, era la mejor entre todas las posibles.
Entre las razones que se apuntan para explicar este fenómeno de la parálisis de elección están:
Está claro que la libertad de elección es un gran avance en todas las sociedades, tanto que muchos ciudadanos del mundo luchan por conseguir y poder manifestar su libertad de elección. Pero lo que parece evidenciar los estudios sobre el comportamiento humano, es que hemos llegado a un punto en el que tanta libertad de elección no nos está produciendo más satisfacción, sino que en muchos casos, y conforme van aumentando las opciones de elección, nos provoca frustración, decepción y parálisis.