Según la RAE "Introducir en la consideración de un asunto, aspectos que atenúan su importancia".
La capacidad, actitud, competencia, intención de relativizar es sin duda un gran aliado para llevar una vida en "paz", con uno mismo y con el mundo.
En un lenguaje coloquial vendría a ser, el quitarle importancia a las cosas. La relativización es una de las claves para poder mantener una actitud sana y positiva en la vida.
La clave para relativizar es comprender y aceptar que el universo no conspira contra nosotros, no somos tan importantes para ello. Probablemente dedicamos más tiempo a pensar en quien y qué ha provocado un problema, que lo que la persona responsable dedica a pensar en nosotros.
Hacemos de nuestra cabeza una gran batidora, en la que introducimos todo tipo de pensamientos, según lo que metamos, así el resultado que obtenemos. Ya hemos comentado en múltiples ocasiones que el mismo acontecimiento para una persona es una gran oportunidad, y para otra un gran inconveniente.
Relativizar no consiste en minimizar o no dar importancia a los problemas, tampoco en ignorar o mirar hacia otro lado, sino en aprender a valorar los acontecimientos y situaciones de forma que no interfieran con una actitud de afrontamiento y solución.
En la mayoría de las ocasiones los problemas no son el problema en sí mismo, sino aquello en que acabamos convirtiéndolo.
Cuando enfrentamos un problema o conflicto, tomamos decisiones de cómo actuar, guiados por nuestro estado emocional, que puede facilitar o por el contrario, dificultar nuestra capacidad de analizar y reflexionar.
Aprender el arte de la relativización es una manera de eliminar las proyecciones que hacemos sobre los problemas.
Uno de los obstáculos que nos encontramos cuando queremos relativizar, es manejar la incertidumbre. Ante la ausencia de información tendemos a generarla y proyectarla. La incertidumbre se genera por la ausencia de información, que rellenamos con nuestros miedos y pensamientos negativos.
Una simple prueba. Es viernes, nuestro jefe se acerca y nos dice que quiere mantener con nosotros una reunión urgente el lunes, ¿qué pasará por nuestra cabeza durante ese fin de semana?, en ausencia de más datos ¿qué tenderemos a proyectar?
En la mayoría de los casos, en lugar de asumir que no disponemos de información, y esperar sin más, la llegada del lunes, tenderíamos a rellenar esos huecos con nuestras propias creencias, tóxicas la mayoría.
La teoría de la navaja de Ockam, dice que "entre todas las posibilidades, la que tiene más probabilidad de ser real, es la más sencilla", sin embargo, tendemos muy poco a pensar sencillo.
Otro de los problemas que afrontamos a la hora de relativizar, es hacer girar todo en torno a nosotros mismos, en lugar de tomar perspectiva e intentar comprender o valorar otras opciones y posibilidades, nos situamos en el centro como actores y responsables principales. Tenemos una gran tendencia a autoconvertirnos en responsables universales y centro de gravedad de cualquier problema.
Si aprendemos a relativizar, a quitar importancia, o no magnificar y proyectar nuestros propios pensamientos, a valorar otras opciones y posibilidades, a buscar y recoger información cuando no disponemos de ella en lugar de rellenar huecos con nuestras propias teorías, ganaremos en positivismo, capacidad resolutiva, oportunidades y relajación.
Podemos empezar por acostumbrarnos a buscar alternativas y opciones distintas a nuestras propias creencias, ya sabemos que en la mayoría de las ocasiones, nuestros ojos ven lo que queremos ver.