Manuel es un chico de unos 16 años. Es un buen chaval pero tiene un problema, no tiene resistencia a la frustración. Cuando quiere algo no puede resistirse a cogerlo o a hacerlo. Incluso aunque es consciente de las consecuencias que le puede acarrear su acción de cruzar la raya, no puede resistirse, la cruza. Pero lo que lo que me llama la atención de especial manera es su capacidad para negar el suceso.
Manuel miente con una facilidad increíble. Y mantiene la mentira por encima de cualquier prueba de su inculpación. En una ocasión le "pillaron" en una de sus fechorías.
"- Manuel, ¿por qué lo has hecho?"
"- Yo no he sido, te lo juro".
"- Manuel, te ha visto el Director del colegio",
"- Yo no he sido".
"- Manuel, está grabado en vídeo. Míralo, lo puedes ver"
"- ¡Yo no soy ese!"
Imposible sacarle la confesión.
Porque mentir hace sombra a cualquier verdad y la hace parecer no tan verdad, o al menos genera una duda. Y cuando alguien decide mentir y negar la evidencia, no hay nada que hacer. Y mientras mantenga su mentira, siempre habrá alguien que quiera creer esa versión, o que le venga bien creerla y eso bastará. Finalmente esto genera una sensación de inquietud por no saber qué es cierto y qué no es cierto.
Este es el sentimiento que me genera hoy en día los responsables políticos. Se hacen afirmaciones y se niegan con la misma fuerza categórica. Por tanto no sabes a qué atenerte, no sabes qué es verdad y qué es mentira. Ni siquiera cuando parecen existir evidencias irrefutables, vale con decir un "no es verdad" para devolvernos al estado de incertidumbre.
Supongo que lo que acaba generando esta situación es que decidamos nosotros mismos quién dice la verdad y quién miente y a partir de ahí actuar. No importa si nos equivocamos o no, porque nunca lo sabremos. Siempre habrá quien diga que optamos por la verdad y otros dirán que optamos por la mentira. Solamente uno podrá evaluar y contrastar su propia versión.
No obstante, no todas las mentiras tienen el mismo valor o el mismo objetivo. ¿Son todas igual de nocivas? ¿todas tienen el mismo efecto? Me gusta la clasificación que sobre la mentira hace San Agustín.
San Agustín distingue nueve tipos de mentiras:
1. las mentiras en la enseñanza religiosa;
2. las mentiras que hacen daño y no ayudan a nadie;
3. las que hacen daño y sí ayudan a alguien;
4. las mentiras que surgen por el mero placer de mentir;
5. las mentiras dichas para complacer a los demás en un discurso;
6. las mentiras que no hacen daño y ayudan a alguien;
7. las mentiras que no hacen daño y pueden salvar la vida de alguien;
8. las mentiras dichas para dar una mejor impresión,
9. y las mentiras que no hacen daño y protegen la "pureza" de alguien