Mi interruptor

Me he instalado un interruptor. Con el que activo y desactivo mis pensamientos. 

Bookmark and Share

José Luis Bueno Blanco

Me he instalado un interruptor. Con el que activo y desactivo mis pensamientos. Ya ves, la tecnología. Pues sí. Adiós a los pensamientos cuando no me interesan. Parece mentira, ya lo sé. Cuántas veces has querido poner “la mente en blanco” y no has podido. Es más, yo siempre pensado que es imposible. No se puede no pensar en nada. Y sin embargo, con mi interruptor lo he conseguido. No me hace falta poner la mente en blanco, directamente la desconecto y deja de existir. Ahora soy otra persona.

Desde luego la capacidad para pensar, para abstraernos, para crear una realidad y jugar con ella sin movernos de nuestro sitio es algo fascinante. Es lo más de lo más. Sin esta capacidad no hubiéramos podido sobrevivir en este mundo, ya que comparándonos con el resto de animales somos bastante inútiles en cuanto a habilidades y características físicas. Con el uso de nuestra mente podemos anticipar el futuro, traerlo al presente, estudiar todas las posibilidades, anticipar los peligros y adelantarnos a ellos. Podemos recrear el pasado, volver a sentir las emociones y analizar los errores. Y eso está genial.

Pero también es adictivo. La mente, automáticamente, o a partir de alguna señal externa o interna, se pone en marcha. Y en muchas ocasiones no es necesario. De hecho, en muchas ocasiones, se empeña en centrarse solamente en anticipar situaciones negativas, peligros futuros o posibles y ello te hace revivir en el presente los sentimientos y emociones negativas como si estuviera pasando. Rabia, miedo, envidia, ansiedad, pena y un largo listado de emociones son recreadas de manera caprichosa sin ninguna justificación, sin venir a cuento y sobre todo, sin ninguna ventaja.

No digo que no necesite pensar en ello o afrontar situaciones poco agradables. Por supuesto que sí. Pero selecciono un momento para ello y entonces activo el interruptor para poner la mente en marcha. Y cuando hago lo que tenga que hacer o tomo la decisión que tenga que tomar, lo desconecto.

Antes, cada mañana me levantaba y mi mente se ponía a trabajar. Era el momento más intenso del día. Recorría todas las situaciones ansiosas que podrían sucederme en el día o en esa época y me veía manteniendo conversaciones hipotéticas con clientes, compañeros, amigos, etc., tratando las más variadas situaciones conflictivas, poniéndome en lo peor, agobiándome y aumentando mi ansiedad. Y ¿para qué?, ¿con qué objetivo? Con ninguno. Sufrir para nada.

Pero eso ya se acabó. Ahora acciono mi interruptor y desconecto la mente. Modo “off”. ¿Y qué sucede entretanto? Pues como tengo desactivada la capacidad de abstraerme, solamente puedo centrarme en lo que estoy haciendo en ese momento. Lo que veo, lo que huelo, lo que oigo, lo que toco se hace más patente, más presente, más tangible. Me sorprendo porque es como si fuera la primera vez que siento toda esa gama de estímulos. Eso es porque antes estaba viendo y sintiendo lo que estaba en mi mente y el resto de cosas las hacía de manera automática, sin fijarme en ello. Estaba allí pero mi mente estaba en otro sitio.

Ahora, con el interruptor de mi mente en “off” o con mi conciencia en “on”, siento el agua caer cuando me ducho, veo como se desliza, percibo el olor del jabón. Cuando voy a trabajar veo el campo, los árboles, siento lo que hago en cada momento, en ese momento. No visualizo el pasado ni el futuro, solo el aquí y el ahora. Me siento bien. No temo nada. Disfruto de cada cosa. No busco placer ni un pico de felicidad, simplemente me dejo llevar.

Cuando llego al trabajo y necesito mis habilidades cognitivas para abordar las situaciones conecto mi interruptor y, descansado, relajado, sin cansancio psicológico acumulado, me enfrento de manera diferente a todas las situaciones.

Quería poner la referencia y la página web donde pudieras comprar un interruptor como el mío pero la desconozco. De todas formas, puedes utilizar cualquier objeto como por ejemplo el clic de un boli, el chasqueo de los dedos o una palabra que tu decidas. Al principio es posible que no te funcione muy bien. Lo notarás porque a los pocos segundos de hacer “on” al interruptor se volverá a activar la mente y estarás recreando cualquier cosa en lugar de estar con plena conciencia percibiendo el momento. Pero no te preocupes, vuelve a hacer clic y poner el interruptor en “on”. Después de unos días, el interruptor se habrá ajustado y funcionará a la perfección.

Adiós, desconecto.

 

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi