Éxito profesional vs éxito personal

El éxito profesional en ocasiones se convierte en una meta a alcanzar durante muchos años de nuestra vida. Una vez alcanzada, el reto es decidir si queremos mantenerlo a la vista del coste que ello supone.

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Cada día me encuentro con más personas conocidas que me cuentan que llegada una cierta edad se replantean qué quieren en su vida. Parece que las cosas por las que lucharon durante tanto tiempo, ahora no son tan importantes y los valores que antes tenían cobran una dimensión distinta cuando alcanzan la madurez. Son personas que han trabajado duro. Luchadores que jamás se rindieron y fueron capaces con su esfuerzo y su trabajo de conseguir todas las metas profesionales que se propusieron.

Estudiaron una carrera y una vez terminada ésta, buscaron con ahínco su primer empleo. Como no tenían experiencia, trabajaron, primero como becarios y sin cobrar nada, algunos incluso poniendo dinero de su bolsillo (esto resultará incomprensible para las nuevas generaciones), después por un sueldo mísero y trabajando 14 horas al día. Pese a esto, trabajaron con ilusión, puesto que siempre consideraron el trabajo como una oportunidad de mejora y un objetivo vital. Siempre adelante y sin perder el pie, pues las generaciones posteriores venían pisando fuerte y no podían dejarse adelantar. Así pasaron gran parte de juventud luchando por conseguir estabilidad laboral, éxito profesional.

Éxito profesional. Esta es la clave. Llegados ahora a la madurez, se preguntan. ¿Hice bien en sacrificar tantas cosas de mi vida personal para conseguir el éxito? ¿Hago bien en seguir sacrificándome para mantener el estatus que he conseguido?. Unos piensan que si y otros aún siguen buscando la respuesta.

Lo que parece claro es que el éxito profesional es peligroso y adictivo. Y digo adictivo, porque engancha, atrapa. Una vez conseguido, lo quieres conservar a toda costa y para ello somos capaces de sacrificar muchas cosas. Conozco algunas personas que sacrificaron su vida personal, con tal de mantener su éxito profesional.

 

El cuerpo humano tiene mecanismos para lograr que sacrifiquemos lo justo para no poner en peligro nuestra propia supervivencia, sin embargo en la mayoría de las ocasiones ignoramos los mensajes de nuestro cuerpo y seguimos sin más. Precisamente de ello se encarga el cerebro reptiliano, que se responsabiliza, por decirlo de algún modo y de una forma muy simple, de todo aquello que tiene que ver con nuestra supervivencia. Así cuando exponemos a nuestro cuerpo a largas horas de trabajo sin descanso, semanas enteras sometidos a tensiones y estrés, el cerebro nos manda mensajes, en forma de dolores de cabeza, tristeza, insomnio, hipertensión, mareos, sueño, etc...¿Y qué hacemos nosotros?. Tomarnos una aspirina y seguir con nuestro trabajo al mismo ritmo. Pese a que nuestro cerebro nos "indica" que debemos descansar, debemos parar, nosotros no escuchamos y seguimos con lo que a nosotros nos parece lo mejor.

El caso es que el otro día hablando con un médico sobre este tipo de cosas me comentaba que llega un momento que el cerebro reptiliano hace que paremos a la fuerza, porque considera que nuestra vida será más larga si paramos. ¿Y cómo lo hace?. Nos genera una enfermedad. De esta forma, con la enfermedad, calcula que nuestra vida será más larga que si seguimos con el nivel de estrés y tensión que nosotros tenemos. Al cerebro reptiliano no le importa en absoluto nuestro éxito profesional, sólo le importa nuestra supervivencia.

Al final, y esto es una reflexión muy personal en la que podeis no estar de acuerdo todos, lo importante en la vida es rodearte de las personas que te quieran independientemente de que tengas éxito o no. Tener cerca a personas que te valoran por lo que eres y no por lo que puedas conseguir. ¿Qué pensais vosotros?

 

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