"Los auténticos líderes no se distinguen por su talento innato o su dominio técnico, sino por su capacidad de inspirar en otros energía, pasión y entusiasmo".
R. Boyatzis, D. Goleman y A. McKee (2002) señalan: "un líder produce resonancia, es decir, el clima emocional positivo indispensable para movilizar lo mejor del ser humano". "El líder expresa sinceramente sus propios valores y sintoniza con las emociones de las personas que le rodean". El Liderazgo resonante, para Goleman, Boyatzis y Mc- Kee es un tipo de liderazgo que sintoniza con los sentimientos de las personas y los encauza en una dirección emocionalmente positiva.
Dicho así, parece hasta fácil, sin embargo, todos sabemos lo complicado que es alcanzar la sintonía emocional. Lo que está más que evidenciado, es que los estados emocionales se contagian. Diversos estudios han determinado que:
El contagio es tanto en positivo como en negativo. Tanto la resonancia como la disonancia son contagiosas. Los líderes tienen el poder de impactar en los estados emocionales de las personas, tanto para bien creando resonancia, como para mal, creando disonancia. En este contexto impacta la figura del líder resonante que tiene la habilidad de propagar un tono emocional positivo en sus colaboradores. El líder resonante conoce sus emociones y el impacto que tienen, las administra para ayudar a las personas a cumplir objetivos.
El papel de las emociones y su gestión en el entorno de trabajo ha ido adquiriendo una gran relevancia en los últimos años. Hoy el éxito personal y empresarial depende en gran medida de la capacidad que se tenga para gestionar las reacciones emocionales.
El líder resonante es el antagonismo a la enfermedad del CEO, en la que los líderes se desconectan de la realidad, al no disponer de tiempo para las conversaciones importantes, no establecen relaciones, carecen de un adecuado contacto con sus colaboradores como para saber lo que está ocurriendo, permanecen aislados de la realidad emocional de los equipos, imposibilitan la sinceridad de sus subordinados, se convierten en líderes disonantes.
El líder resonante reconoce que las emociones se contagian, se convierte es un potente conductor del estado de ánimo del grupo. La empatía en su competencia básica sintoniza con los sentimientos de las personas y transforma positivamente sus estados de ánimo, conecta sus sentimientos con los de los demás, disipando las emociones tóxicas y canalizando las emociones del grupo. Los grandes líderes son personas que saben manejar las emociones. Su éxito no depende tanto de lo que hacen sino del modo en que lo hacen.
Aunque no siempre ha sido así, las competencias emocionales cada vez cobran más relevancia y son las que establecen la diferencia. Somos seres emocionales, hecho que nos define y que no podemos pasar por alto. Quien mejor comprenda su naturaleza emocional y la de las personas que lo rodean, será quien mejor sepa llevarse a si mismo y a sus equipos al mayor nivel de resonancia posible.