Cuando no exigimos demasiado: Productividad tóxica

"Productividad:cantidad de trabajo que se puede hacer en una cierta cantidad de horas."

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Nuria Fernández López

La productividad tóxica es el deseo insano de querer ser productivo a todas horas y a toda costa. Para las personas que sufren este problema, nunca es suficiente. La productividad se vuelve entonces tóxica, porque exige un ritmo que no se puede mantener a lo largo del tiempo, y provoca estragos en la salud. Y aunque esta situación no es nueva, la pandemia la ha empeorado debido a la tendencia a jornadas interminables con dificultades para establecer límites y poner fin. Muchas personas han tenido y continúan teniendo dificultades para conciliar su vida personal y profesional.

Las personas con un alto nivel de exigencia son más proclives a experimentar este tipo de situaciones, junto con las personas con baja autoestima. Cuando una persona se obsesiona con seguir mejorando y abarcando más tareas, corre el riesgo de volverse menos productivo hasta llegar al agotamiento

A nivel social y laboral la productividad es un tema bastante complejo y con muchos matices ya que como señala Welsh: "La productividad tóxica puede ser difícil de identificar debido al alto valor que la sociedad le da a ser productivo profesional, social y culturalmente, y porque las personas a menudo son recompensadas externamente por su productividad" Dr. Welsh.

Alerta, algunos indicadores de productividad tóxica:

  • Síntomas de estrés y ansiedad
  • No tener tiempo para nada
  • Gran activación y nerviosismo
  • Sensación de agotamiento y saturación.
  • Bajo estado de ánimo.
  • Irascibilidad.
  • Sentimientos de culpa.
  • No darse nunca por satisfecho.
  • Pensamientos sistemáticos en lo que falta y no en lo realizado.
  • Exigencias cada más mayores
  • Descuidar aspectos básicos: alimentación, sueño, relaciones.

La perseverancia y la determinación son buenas cualidades que nos ayudan en la consecución de objetivos y metas, pero si nos llevan a ignorar aspectos fundamentales como: comer, dormir, relacionarnos o descansar, vamos, cuando las necesidades más básicas pasan a un segundo plano, entonces avanzamos hacia una "productividad tóxica". Nos auto secuestramos con la idea de agenda completamente ocupada, si no estamos a tope de ocupaciones, no estamos generando, basamos nuestro valor en la cantidad de tareas que completamos. Y cada vez las líneas que delimitan lo que es productividad, y lo que nos está arrebatando la tranquilidad, salud y felicidad se hacen más delgadas.  Las personas que se atrapan en la "productividad tóxica" se empujan a sí mismas a extremos insalubres, se enfocan en la productividad excluyendo todo lo demás en sus vidas.

Si queremos sacar lo mejor de las personas y de nosotros mismos, la clave está en la eficacia, sin querer ser extra eficientes, extra efectivos; si no sabemos calibrarlo adecuadamente, puede ser un arma de doble filo con importantes consecuencias negativas para quien antepone la productividad a su propio bienestar y salud.

 

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