El duelo ante una pérdida, no puede ni debe evitarse.

El duelo es un proceso de ajuste emocional que pasa por distintas etapas, y al que no puede asignarse un tiempo. Supone un conjunto de reacciones físicas, intelectuales, emocionales, conductuales, y espirituales que se producen como consecuencia de una pérdida.

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Nuria Fernández López

Como todos sabéis el pasado día 23 de octubre falleció en el circuito de Sepang M. Simoncelli. No voy a entrar en ningún detalle relacionado con el accidente, ya que esto no es objeto de este blog, y ya todos hemos sido suficientemente expuestos a dichas imágenes.

Lo que si es objeto de este post, son las estrategias de afrontamiento que las personas ponemos en juego ante distintos tipos de situaciones mas o menos traumáticas, y que condicionan cómo las afrontamos y resolvemos.

Me sorprendí gratamente al leer un artículo que me enviaron por mail, que aparecía en un periódico deportivo y que planteaba una serie de estrategias relacionadas con el enfrentamiento del dolor,  y no con la evitación y la huida, que suele ser el planteamiento habitual.

La verdad es que existe escasa investigación a cerca de las estrategias que utilizan las personas para enfrentarse a una situación tan estresante como la pérdida de una persona significativa en sus vidas. Por ello me centraré en lo que no debe hacerse, y que va en la línea de lo que se trataba en el artículo que os comento.

Existen una serie de creencias populares que son falsas y que frecuentemente se utilizan como recomendaciones de afrontamiento en este tipo de situaciones y que nada más lejos de lo que es recomendable y sano.

Una de ellas es la idea de que la persona que ha perdido a un ser querido en un accidente o situación similar, no debe conocer los detalles del acontecimiento, " es poco conveniente que vea su cuerpo o alguna evidencia clara de su muerte". Sin embargo nada más lejos de la realidad. Conocer los detalles vinculados a la muerte de un ser querido ayuda a aceptar la realidad de la pérdida. La confusión y falta de información permiten que se elaboren toda clase de hipótesis y fantasías que pueden impedir la resolución del duelo.Ni que decir tiene, que una cosa es conocer para aceptar y otra es entrar en un ritual de repetición y reiteración del acontecimiento.

Otra idea equivocada es tratar de distraer a toda consta a la persona que ha sufrido la pérdida,  instándole a retomar inmediatamente sus actividades, o incluso a realizar otras que no forman parte de su rutina,  sin dejar tiempo para asumir el dolor. "Cuando más ocupada esté, mejor". Esto, es también un error. Debemos disponer de un tiempo para reflexionar lo que supone la pérdida. Un retorno demasiado rápido a sus actividades cotidianas podría implicar que el proceso de duelo no se realice de manera satisfactoria, de tal forma que su vida en general se vean afectadas de manera negativa.

También está el hecho de alejarse del lugar o lugares relacionados con la persona perdida, las casa, ciudad, determinados espacios. Estos cambios sólo deben hacerse cuando se haya superado la pérdida, no como un mecanismo para huir y evitar el dolor.

Evadir recuerdos o deshacerse de las pertenencias del fallecido "cuanto antes" tampoco ayuda. Es tan perjudicial como la actitud de mantener todo en el mismo lugar, como si nada hubiera sucedido. Se recomienda, si así se desea, guardar ciertas pertenencias muy significativas de la persona fallecida, ya que pueden permitir volver a ellas para evocar el recuerdo del ser querido y cuando se sienta capaz de enfrentar el momento, deshacerse de las demás pertenencias.

 

En todos los tratados de psicología se recoge el duelo como un proceso de ajuste emocional que pasa por distintas etapas, y al que no puede asignarse un tiempo. Supone un  conjunto de reacciones físicas, intelectuales, emocionales, conductuales, y espirituales que se producen como consecuencia de una pérdida.

Las etapas que se contemplan habitualmente en el proceso de duelo son:

  • Negación: se caracteriza por la negación e incredulidad de lo ocurrido, suele haber un bloqueo y la sensación de espectador,  de no creer lo que ha sucedido.
  • Ira: se caracteriza por manifestaciones emocionales como el enfado, la rabia, hasta la culpa.
  • Negociación:se caracteriza por intentar establecer una especie de pacto para que las cosas vuelvan atrás.
  • Depresión: se caracteriza por un dolor intenso, aquí ya se toma conciencia de la  pérdida.
  • Aceptación: el dolor va disminuyendo y se va produciendo una adaptación a la nueva realidad.

No existe una linealidad en el paso de una etapa a otra,  podemos ir hacia delante y hacia atrás a modo de zig-zas. Podemos atravesar una, luego otra y  retornar luego a la primera. Lo que es importante es comprender que es un proceso al que no puede asignársele tiempo.

El duelo implica dolor y no hay que buscar evitar el dolor a toda costa, ya que ayuda al afrontamiento y la superación. El duelo y las etapas con el relacionadas no están asociadas sólo a la pérdida de una persona,  sino con cualquier tipo de pérdida: una enfermedad, una pareja,  un trabajo, un status, etc.

 

 

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