Un programa pionero para educar en habilidades emocionales

Analizamos uno de los programas pioneros en la enseñanza de habilidades emocionales en niños.

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Patricia Lanza

Recientemente una de nuestras lectoras comentaba, a raíz del artículo "Liderar con inteligencia emocional", de Alicia Jiménez, la existencia de programas de enseñanza de la Inteligencia Emocional en colegios españoles.


Ya había hablado de este tema en el post "Un nuevo concepto de escuela" Lo cierto es que ésta es una deuda pendiente, porque me había comprometido a hablar más sobre este tema. Hoy voy a aprovechar para comentar uno de los precursores de estos programas: el PATHS (Promoting Alternative Thinking Strategies).


Se trata de un programa de "alfabetización emocional" desarrollado por Mark Greenberg. En su origen se desarrollo con el objetivo de ayudar a niños sordos a utilizar el lenguaje para cobrar conciencia, reconocer y gestionar adecuadamente tanto sus propias emociones como las de los demás.


El éxito logrado en estos programas alentó a los directores y maestros de los colegios a solicitar a Greenberg que los adaptase al resto de alumnos. Así, el programa PATHS llegó a convertirse en pionero de la prevención primaria mediante la enseñanza de las habilidades emocionales básicas y se implantó a lo largo de Estados Unidos, Australia y distintos países de Europa.
Este programa partió de varias investigaciones previas que apuntaban lo siguiente:

  • Cuando los padres reconocen las emociones negativas de sus hijos y les ayudan a afrontarlas, los niños acaban desarrollando una mayor capacidad de control de sus emociones y una conducta, en general, más positiva. Por el contrario, si las emociones negativas son criticadas o castigadas por los padres, el niño aprende a no compartirlas y desconectarse de ellas.
  • Los hijos de madres deprimidas o apáticas muestran un mayor grado de agresividad, ansiedad y depresión, ya que muestran una pauta inusual de activación cerebral, relacionada con una menor incidencia de emociones positivas.

De los 3 a los 7 años es cuando los niños comienzan a desarrollar ciertas habilidades como el autocontrol y la capacidad para mantener la atención. También es el momento en que se inicia la conciencia emocional, con un gran incremento de la habilidad para reconocer y hablar de emociones.


Se ha comprobado que los niños que poseen buenas capacidades de planificación y que pueden identificar sus emociones en el momento en que inician la escuela (a los 5 ó 6 años) tienen una menor tendencia a desarrollar trastornos de ansiedad y agresividad posteriormente.


Esto es debido a que durante este periodo es cuando se conforma el sistema de circuitos neuronales que favorece la aparición de emociones positivas. Aunque de adultos podamos modificar esos circuitos, resulta mucho más complicado que crearlos durante la infancia.

 

Las características de un programa para el desarrollo de habilidades emocionales con niños que resulte eficaz debe centrarse en los siguientes objetivos:

  • Reducción del tiempo de recuperación de la activación emocional (tiempo que transcurre entre que un estímulo dispara la emoción hasta que nos calmamos).
  • Incremento de la conciencia sobre los estados de ánimo de los demás, es decir, de la empatía.
  • Hablar de los sentimientos como forma de resolver los problemas interpersonales.
  • Desarrollar la capacidad de planificar el modo de evitar las situaciones difíciles.
  • Ser conscientes del impacto de nuestra conducta en los demás. De nuevo, un aspecto de la empatía.

Los programas se basan en la idea de que las emociones cumplen los siguientes principios:

  • Los sentimientos son señales que nos proporcionan una información fundamental sobre nosotros mismos y/o sobre los demás en relación a lo que necesitamos o deseamos. Por eso, es importante que los niños sepan valorar esta información, siendo conscientes no sólo de cómo se sienten, sino también pudiendo verbalizar sus sentimientos y reconociéndolos en los demás.
  • Los niños deben aprender a distinguir sus sentimientos de su conducta y perder el miedo hacia ellos. Deben entender que es normal sentir miedo, desilusión, enfado... en determinados momentos, pero que eso no justifica su conducta. Para ello se ponen en el aula carteles con mensajes como: "Todos los sentimientos están bien. Son las conductas las que pueden estar mal". Así, será necesario que los niños tengan claro qué conductas están bien y cuáles no.
  • Después, deben entender que antes de pensar y actuar, tienen que calmarse. Para ello se les enseña técnicas que les ayudan a tranquilizarse cuando se encuentran atrapados por la emoción. Por tanto, no se trata de negar la emoción, sino de:

1.    Identificar la emoción: "Estoy enfadado/a"
2.    Determinar el origen de la emoción: "¿Por qué estoy enfadado/a?"
3.    Dominar el origen de la emoción: "¿Qué hago con este enfado?"

  • Tener en mente la "regla de oro": "Trata a los demás como quieras que te traten a ti"

Éstas son las bases del programa PATHS. En un post posterior analizaremos las herramientas concretas que se utilizan para ponerlo en marcha.

 

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