¿Decidimos cuál es la mejor metodología de formación para mi organización influenciados por nuestro propio estilo de aprendizaje?
"Si tenemos un martillo, todos los problemas tendrán forma de clavo" afirma Bernard Baruch. O como dice Campoamor, "En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". Seguramente todos hemos oído estas frases más de una vez. Estoy seguro que además las hemos utilizado. No me equivocaré si me arriesgo a afirmar que las veces que las hemos utilizado es para justificar la subjetividad de otra persona cuando muestra una postura diferente a la nuestra.
Así es como nos movemos por el mundo, mirando a través de nuestro cristal, aplicando las soluciones que nos permite usar nuestra "caja de herramientas". Y por supuesto elevándolo a verdades universales. Podríamos afirmar que el que no piense de la misma manera está equivocado, o si somos más conciliadores podríamos afirmar que el otro no está "equivocado" como adjetivo peyorativo, sino que simplemente es el cristal con lo que lo mira el que le hace dar una versión distorsionada. No es él, es el cristal el causante de la confusión.
Y una vez hecha esta introducción (que en esta ocasión es el cristal por el que yo voy a mirar), me gustaría compartir una reflexión sobre una situación de la que soy partícipe habitualmente. Me refiero a situaciones en las que me encuentro con responsables de formación hablando sobre la metodología y tipología de la formación que quieren para su organización.
A lo largo de los años he ido percibiendo que las valoraciones sobre cuál es la "mejor" metodología es variada y muy diferente de unas personas a otras. Me encuentro con frases como: "En nuestra organización la formación que gusta es...", "La formación que realmente es válida es...", "A mí no me gusta esa metodología, por tanto la formación que quiero para mi empresa es...", "Eso aquí no gusta...", "A la gente lo que le gusta es...", "Demasiado infantil...", "Demasiado pedagógico...", "Poco vivencial...", "Muy teórico...", "Poco práctico...", "Muy práctico pero sin contenido...", "Muy vivencial pero sin conclusiones...", etc.
Cuántas veces hemos presentado una metodología que ha sido un caso de éxito en una organización y hemos recibido como respuesta: "Eso aquí no funciona", "No me gusta", "Eso no funcionará".
¿Qué ocurre? ¿Por qué esa variabilidad? ¿Por qué existen afirmaciones tan categóricas y a la vez tan diferentes tratándose de algo que tendría que estar más allá de las opiniones personales? Existen estudios, investigaciones, experimentos y toda una disciplina sobre el aprendizaje, sobre las reglas que basen la adquisición de conocimientos, actitudes, comportamientos. ¿Por qué existen tantos cristales diferentes a través de los cuales mirar para decidir qué metodología es mejor para la formación en mi organización?
Creo que una de las razones tiene que ver con los estilos de aprendizaje. Está bien documentado el hecho de que existen diferentes estilos a la hora de aprender. Y aunque hay varios modelos, todos coinciden en el hecho de que no todas las personas aprendemos igual. Solamente por ejemplizar vamos a tomar uno de los modelos. El modelo de Kolb nos dice que hay cuatro estilos de aprendizaje:
Este hecho significa que no hay una sola metodología idónea para enseñar sino que se deberían utilizar tantas como estilos existen, para asegurarnos que llegamos a todas las personas.
Y aquí es donde uno la reflexión de Baruch y Campoamor con Kolb. Considero que en muchas ocasiones, las decisiones que se toman en las organizaciones sobre cuál es la metodología a seguir en relación a la formación, está relacionada con el estilo de aprendizaje que tiene la persona que toma la decisión. Así se verán beneficiadas las personas que tengan un estilo de aprendizaje similar y no tanto las que trabajen con otros estilos.
Así pues, y bajo mi punto de vista y "mi cristal", considero, como buena práctica, preguntarse, además de lo que yo considero útil, ¿estoy contemplando la diversidad existente en la organización?, ¿estoy seguro que mi organización "aprende de esta manera" o es una proyección de como yo aprendo?.
Cada persona tiene una manera propia de aprender. Se suele conocer como estilo de aprendizaje y conocer los diferentes tipos nos ayudará a crear acciones formativas más ajustadas al colectivo que reciba la formación.
¿Decidimos cuál es la mejor metodología de formación para mi organización influenciados por nuestro propio estilo de aprendizaje?