El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental IV: la regulación de la activación.

Cuarto capítulo de nuestra serie de artículos sobre el desarrollo mental enfocado hacia un proceso de mejora continua.

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David Fernández

La regulación de la activación

"Para reducir lo infinito a lo finito, lo inasequible a lo humanamente real, no hay más que un camino: la concentración".

Théophile Gautier, poeta, crítico y novelista francés (1811-1872).

El deportista profesional está permanentemente sometido a un alto nivel de entrenamiento físico diseñado para alcanzar su estado de forma óptimo (o “peak performance”). Como ya hemos comentado en anteriores capítulos, hay deportistas en un excelente estado de forma que no obtienen los resultados que desean en la alta competición. Al hablar con ellos manifiestan haberse vistos afectados mentalmente, presentando demasiado nerviosismo, un exceso de confianza, preocupaciones relacionadas con su vida privada, etc. En algunos casos pueden venir acompañados de una sintomatología que presenta diversas alteraciones fisiológicas como puede ser una excesiva sudoración en las manos, sentir el cuerpo frío, elevación de la frecuencia cardiaca en estado de reposo, etc.

Parece claro que para lograr un buen resultado, los deportistas deben afrontar las competiciones no solo buscando el mejor estado de forma, sino que también deben perseguir el estado mental óptimo para lograr un mejor rendimiento deportivo
A lo largo de la historia, a está habilidad se le ha denominado de muy diversas formas: concentración, control de la ansiedad o de los nervios, manejo del estrés, control mental, etc.

Según la teoría de las “zonas individuales de rendimiento óptimo”, el también llamado “Modelo IZOF” de Hanin, el término más apropiado para referirse a este proceso dentro del campo de la psicología deportiva sería “la regulación de la activación”.

 


La teoría de las “zonas individuales de rendimiento óptimo” explica como cada atleta  tiene un “arousal” o nivel de activación óptimo para cada tarea. Así por ejemplo, para un futbolista sería igualmente peligroso entrar a un partido sin la tensión necesaria para afrontar el duelo, como podría serlo el afrontarlo con una carga excesiva de pasión. En el primer caso nos encontraríamos con un deportista apagado, lento y sin chispa mientras que en el segundo caso se podría ver privado de ciertas capacidades tácticas y técnicas e incluso su exceso de celo podría inducirle a cometer algún fallo grave o incurrir en alguna jugada antirreglamentaria.  

Así que deberíamos buscar un punto intermedio entre la activación propia de los estados de estrés que desencadena la producción de hormonas que nos preparará a su vez para la realización de una intensa actividad física, evitando los puntos de activación excesivamente altos (problemas con la presión arterial) o bajos (fatiga). Algunas de estas hormonas implicadas son:

  • Adrenalina: controla el aumento de la presión y el nivel de azúcar en sangre.
  • Serotonina: regula el reloj biológico y organiza el horario del cuerpo, ordenando cuando dormir y cuando despertar, etc.
  • Noradrenalina: tiene los mismos efectos que adrenalina, solo que funciona como neurotransmisor.
  • Dopamina: controla los niveles de dolor ya que funciona como un anestésico natural.

Seguramente en nuestro trabajo diario hayamos sido capaces de ver similitudes entre estos casos y algunas de las personas que nos rodean o incluso con nosotros mismos. Algunas personas funcionan de manera muy eficaz e incluso dan lo mejor de sí mismos en niveles altos de activación o estrés, por ejemplo, cuando se acerca la fecha de entrega de algún proyecto y todo son prisas. Por el contrario, este mismo escenario puede ser lo contrario para otra persona, mostrándose aturdida o incapaz de organizar diferentes tareas ante la carga extra de presión.

En el caso contrario, cuando el proyecto proporciona a sus responsables un periodo de tiempo mucho más laxo, el segundo individuo organizaría las tareas de manera eficiente, dedicando a cada una de ellas el espacio y momento determinado, mientras que el primero de ellos podría, por ejemplo, tener problemas de concentración y dejarse llevar por un exceso de confianza ante su propia falta de activación.

Parece pues que la única manera de conseguir el perseguido estado mental óptimo es analizar caso por caso y averiguar cuáles son las condiciones idóneas para cada persona.

De esta forma, si en nuestro caso somos los entrenadores o los responsables de un equipo de trabajo o simplemente detectamos en nosotros mismos una tendencia a un exceso de activación que podría inducirnos a estados de ansiedad, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención, etc.,  debemos centrarnos en reducir ese incremento extra en nuestro nivel de estrés (que en esta situación resulta perjudicial). Para ello podríamos utilizar diversas técnicas de relajación que para simplificar podríamos dividir de la siguiente manera: del músculo a la mente o de la mente al músculo. Las técnicas del músculo a la mente orientan la atención a los músculos para ser sensitivos a los distintos niveles de tensión y a la vez a ser capaces de disminuir la tensión.

Si por el contrario el problema lo tenemos localizado en un bajo nivel de activación, deberemos recurrir a técnicas de motivación. Un ejemplo podrían ser las charlas de los entrenadores que se producen en el vestuario antes de comenzar un encuentro, donde el discurso se dirige hacia la creación de una identidad de grupo y el afán de superación. En algunas ocasiones estas charlas pueden ser acompañadas o sustituidas por una pieza de música, ya sea por el simbolismo que dicha canción posee (por ejemplo, reforzando los lazos de unión del grupo), o bien por su capacidad como motor de activación o relajación.

Podéis encontrar más información sobre otras técnicas como la visualización o el autodiálogo interno, dentro del post que hace unos días nos presentó Nuria Fernández López: El control de nuestro propio pensamiento. Si todavía no habéis tenido la oportunidad de leerlo, os invito a hacerlo ya que es muy interesante y está estrechamente relacionado con el tema que hemos comentado hoy.

* Las series son un conjunto de post que giran en torno a una tem�tica y que pueden tener, en algunos casos, continuidad.

Serie: El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental

El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental - I
[1] | David Fernández | leer [+]

Algunos ejemplos de deportistas de élite nos pueden servir para comprobar cómo el entrenamiento mental incide favorablemente sobre el desempeño de nuestras tareas diarias y nos prepara para iniciar un proceso de mejora continua.

El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental II: la sincronización
[2] | David Fernández | leer [+]

Segundo post de nuestra serie de artículos sobre el desarrollo mental enfocado hacia un proceso de mejora continua. 

El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental III: el entrenamiento mental
[3] | David Fernández | leer [+]

Tercer post de nuestra serie de artículos sobre el desarrollo mental enfocado hacia un proceso de mejora continua.

 

El entrenamiento de habilidades mentales para el desarrollo y mejora procedimental IV: la regulación de la activación.
[4] | David Fernández | leer [+]

Cuarto capítulo de nuestra serie de artículos sobre el desarrollo mental enfocado hacia un proceso de mejora continua.

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