En mi anterior post ("Voy a terminar con la crisis") contaba que me había decidido a terminar con la crisis. Ante tan optimista intención recibí muchos comentarios al respecto. La variedad era tan grande y tan dispar que me llamó la atención, más allá de los comentarios en sí. Estas son algunas de las impresiones que recibí.
Una persona me dijo: "es verdad lo que dices en tu post, para salir de la crisis todos nos debemos implicar y depende de lo que hagamos cada uno de nosotros".
Otra me transmitió: "me ha gustado mucho tu post y estoy seguro que vas a termiar con la crisis, confío en tí".
"Ja, ja, ja. Se te ha ido la pinza", me dijeron otros.
"Estoy totalmen en desacuerdo con tu post. Con él le quitas la responsabilidad a los políticos y grandes empresas, queriendo echar las culpas a las personas de a pie, como responsables de lo que pasa. Nosotros no somos responsables de la crisis y no podemos hacer nada". Me aseguré de que estábamos hablando del mismo post.
En fin, qué mas da lo que uno escriba o haga. Está claro que cada uno lo vive y lo percibe desde su prisma, desde sus vivencias personales. Así mi post ha hecho las veces de Test de Rorschach. "Usted póngame una mancha que ya intepreto yo lo que me parezca".
Sea dicho de paso que no buscaba ninguna reacción ni posicionamiento por parte de quien lo lee. Más bien fue un discurso instrospectivo para posicionarme respecto a lo que está pasando. Aunque valoro y doy la bienvenida a cualquier comentario. Sin embargo, me ha hecho ver que haga lo que haga me encontaré a:
Me recuerda al chiste de padre, el hijo y el burro que seguramente también conoceréis pero que lo pongo aquí para recordarlo.
Un padre acompañado de su hijo de corta edad y su burro, tenían que cruzar semanalmente la plaza principal de un pueblo para dirigirse a realizar unos trabajos en una aldea un tanto distante. Un buen día, el niño iba montado en el burro y el padre caminando cerca del mismo pasaban por la plaza del pueblo, un tanto concurrida de vecinos, - como era habitual -, que miraban con curiosidad la escena que se presentaba ante sus ojos. Una vez rebasada la plaza principal, los vecinos comenzaron a criticar ácidamente: "¿Será posible? ¡El niño, fuerte y robusto sobre el burro, y el pobre padre un tanto mayor y achacoso caminando! ¡Qué poca vergüenza!
Habiendo llegado estos comentarios a oídos de este hombre, la siguiente semana, era él mismo el que iba sobre el burro y el niño caminando, azuzando al animal. Los vecinos del pueblo al ver esto, arremetieron con sus críticas hacia el padre: "¡Qué poca vergüenza! ¡El pobre crío caminando y él tan contento sobre el burro! ¡Qué padre más despiadado!
Con el fin de no recibir tantas críticas, a la semana siguiente, pasan delante de los vecinos del pueblo, tanto el padre como el hijo montados en el burro; al ver esto, aquellos que estaban sentados en la plaza muestran abiertamente sus críticas: "Cómo es posible que tengan tan poca consideración por el animal.¡los dos, sentado tranquilamente y el pobre animal, derrengado, llevándolos sobre su lomo!"
Al pasar el tiempo, y tener una vez más que pasar por el pueblo, y evitar de una vez por todas, todo tipo de crítica, el padre y el hijo van caminando, llevando al burro atado con una cuerda. Al ver esto, los vecinos del pueblo, no pueden dejar de exclamar: "¡Serán estúpidos!, para qué quieren el burro, los dos caminando y el burro moviéndose a sus anchas; qué poco cerebro tienen!"
(Por no escribirlo lo he recogido de aquí).
Como la vida misma. Seguiré pensando en mis medidas para acabar con la crisis.
Voy a ocuparme personalmente de terminar con la crisis. Decía Napoleón que cuando un asunto no le interesaba mucho nombrabra una comision, pero cuando era algo muy importante se ocupaba el mismo.
Vuelvo a la idea de terminar con al crisis.
En momentos de bonanza hay que ahorrar, en momentos de crisis hay que compartir nuestros ahorros.
Cualquier euro, que se lance al mercado, ya sea a través de empleo público o de contratar toros mueve la economía y por tanto genera empleo.