La relación entre procesos mentales y orgánicos es una cuestión presente no sólo en los orígenes de la psicología, sino también en la medicina.
En una serie relacionada con las emociones, no podíamos dejar de comentar la importancia que se les está dando en los procesos relacionados con la génesis y evolución de determinadas enfermedades.
Ya suele ser bastante habitual cuando uno acude a una visita médica, que el profesional encargado formule preguntas relacionadas con nuestros estados emocionales, o la forma en que afrontamos distinto tipo de situaciones. Según el sentido positivo o negativo de las emociones que se generen, impactarán de una forma u otra en nuestra salud.
Una de las áreas de mayor interés en la investigación experimental, y la actividad profesional, es el papel de la emoción tanto en la promoción de la salud y génesis de la enfermedad, como en las consideraciones terapéuticas implicadas. Los procesos emocionales, han demostrado su relevancia en:
La relación entre procesos mentales y orgánicos es una cuestión presente no sólo en los orígenes de la psicología, sino también de la medicina. Ya Hipócrates establecía una tipología que relacionaba temperamento con enfermedad.
A pesar que se trate de una cuestión tan antigua como la propia medicina, sólo muy recientemente se ha abordado su estudio de forma experimental, aunque los avances en este ámbito han sido muy importantes.
De entre todos los procesos psicológicos que inciden en la salud y enfermedad, las emociones son, sin duda, uno de los más relevantes. La investigación sobre la relación entre emoción y salud se ha centrado, entre otros, en dos grandes aspectos:
Por ejemplo, en los trastornos coronarios se ha estudiado ampliamente la relación entre reacciones afectivas y enfermedad, definiéndose un patrón de conducta denominado Tipo A, en el que parece que existe una dimensión específica relacionada con la hostilidad, que tiene un impacto importante como factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad coronaria.
En cuanto a la hipertensión, distintos investigadores al parecer, lograron predicciones extraordinariamente elevadas de la incidencia de hipertensión, en base a puntuaciones en escalas de ansiedad, con independencia de la edad, obesidad, consumo de alcohol o tabaco y hematocrito.
Depresión, ansiedad y estrés, son con seguridad, reacciones emocionales sobre las que se ha estudiado ampliamente su relación en la génesis de alteraciones en la salud.
Ya hemos comentado en varias ocasiones que tanto el estrés, como la depresión, están relacionados con el descenso de la actividad inmunológica, y acaban impactando en un cuadro de enfermedad con distinto tipo de manifestaciones.
En cuanto al estrés, está ampliamente documentado que cuanta mayor reactividad simpática se presente ante condiciones de estrés, mayor grado de inmunosupresión se producirá.
La inhibición de las emociones ha sido considerada como una de las variables principales que inciden en la enfermedad. No obstante, la inhibición por sí sola no es causa suficiente de alteraciones somáticas, ni es inherentemente insana. De hecho, en ocasiones puede ser un mecanismo adaptativo. Sólo en el caso que confluyan otras características, como una excesiva activación somática, o interferencia con las estrategias de afrontamiento adecuadas, la inhibición puede ser un agente potenciador de enfermedad.
Así pues, las relaciones significativas que se han constatado en ocasiones entre inhibición emocional y trastornos psicofisiológicos, posiblemente sean debidas al hecho de que la inhibición, es un proceso activo continuo, que lejos de disminuir la activación autonómica, la incrementa durante periodos de tiempo prolongados e interfiere con los procesos cognitivos implicados en la asimilación del problema y las estrategias de resolución.
En el otro lado de la moneda están las emociones y estilos emocionales que también han demostrado tener un alto impacto en el pronóstico de recuperación, en la evolución de la enfermedad y en la adhesión a tratamientos en el caso de enfermedades crónicas.
Hoy nos toca pararnos aquí, pero seguiremos reflexionando y analizando la importancia e impacto de las emociones en nuestro día a día.
El miedo al error es un lastre emocional que hay que aprender a soltar.
La ansiedad en una de las emociones más ampliamente estudiadas. Existen distintos tipos de ansiedad, entre ellos la ansiedad a hablar en público.
El miedo es una respuesta adaptativa que ha permitido preservar la especie. Sin embargo, el miedo irracional es altamente incapacitante.
Arthur Schopenhauer dijo: "La riqueza material es como el agua salada, cuanto más se bebe, más sed da".
La relación entre procesos mentales y orgánicos es una cuestión presente no sólo en los orígenes de la psicología, sino también en la medicina.
La envidia se define como la sensación de admiración o deseo por tener algo que otro posee, y el rencor o resentimiento al ver el éxito del otro.
Es un sentimiento en el cual una persona se siente de menor valor frente a los demás.
Leía este fin de semana:"La naturaleza nos dota de ilimitadas posibilidades, pero solamente realizamos aquellas para las que nos juzgamos capaces."
Muchos han dicho que el suicidio es un ejercicio de libertad, los expertos coinciden en considerarlo un problema de sufrimiento intenso.
Las emociones están con nosotros desde hace millones de años, antes incluso de que el homo fuera sapiens.
Las emociones son respuestas automáticas y los sentimientos son la etiqueta de la reacción emocional.