Somos realmente capaces de predecir cómo nos comportaríamos en un entorno verdaderamente hostil.
Vivimos en la época de las series, y a pesar de que no veo ninguna, no por nada, sino por una cuestión básica, mi programación televisiva está monopolizada por: Bob esponja, Dora la Exploradora, los gormitis, las winx, y demás personajes que a los que teneis hijos seguro os sonarán. Esto me situa en un inculta total en lo que ha series se refiere, por lo que he decidido comenzar mi propia seríe. La titularé: grandes experimentos en psicología. Y tiene como finalidad presentaros algunos de los experimentos más famosos que han arrojado claves a cerca de cómo funciona el comportamiento humano.
El experimento que os presento a continuación, tal vez uno de los más famosos y más polémicos que se han realizado en psicología, intenta comprender las claves del comportamiento humano cuando nos enfrentamos a un entorno totalmente hostil, y como este comportamiento se ve influenciado por los roles que asumimos en él.
En 1971 un equipo de investigadors liderado por Philip Zimbardo de la universidad de Stanford reclutaron voluntarios que representarían a prisioneros y guardias en una cárcel ficticia, instalada en el sótano de la facultad de psicología de la Universidad de Stanford.
Lo que tenía previsión de durar 14 días aproximadamente, fue suspendido al sexto día, ante la alteración considerable del comportamiento de todos los participantes, incluido el propio Zimbardo.
Se reclutaron 24 jóvenes que al azar fueron distribuidos en el grupo de guardias o prisioneros. Se establecieron varias condiciones para hacer más creibles los roles y favorecer la desubicación de los participantes. Los guardias llevaban uniformes, comprados en un almacen militar y utilizaban gafas de sol de espejo, para evitar el contacto visual. Trabajaban por turnos, y podían regresar a casa después de su jornada, aunque muchos de ellos se ofrecían voluntarios para hacer horas extras, sin cobrar lo que estaba estipulado por su participación en el experimento. Los prisioneros vestian batas sin ropa interior, llevaban cadenas en los tobillos y se les llamaba por números, por ejemplo: prisionero 369.
A los participantes que habían sido seleccionados para desempeñar el papel de prisioneros se les dijo que esperasen en sus casas a que se les "visitase" el día que empezase el experimento. Sin previo aviso fueron "imputados" por robo a mano armada y arrestados por polícias reales del departamento de Palo Alto, que cooperaron en esta parte del experimento.
El experimento se descontroló rápidamente. Los prisioneros sufrieron y aceptaron un tratamiento humillante y hasta sádico a manos de los guardias, y al final muchos mostraban graves trastornos emocionales, que desaparecieron una vez abandonaron el experimento.
Los guardias atormentaban a los prisioneros y les imponían castigos físicos, que incluían ejercicios forzados. Incluso llegaron a establecer como privilegio ir al lavabo. A medida que el experimento evolucionó, muchos de los guardias incrementaron su sadismo, particularmente por la noche, cuando pensaban que las cámaras estaban apagadas. Los investigadores vieron a aproximadamente un tercio de los guardias mostrando tendencias sádicas "genuinas". Muchos de los guardias se enfadaron cuando el experimento fue cancelado.
Zimbardo decidió terminar el experimento prematuramente cuando Christina Maslach, una estudiante de posgrado que tras ser incorporada el experimento para realizar estrevistas, se quedó horrorizada con lo que alli estaba sucediendo y le indicó al propio Zimbardo que debía terminar con aquello cuanto antes.
Zimbardo e incluso otros investigadores utilizaron este experimento para ilustrar varios conceptos:
Como es obvio un experimento de este calibre ha tenido infinidad de críticas tanto desde el punto de vista ético, como es esperable, como incluso desde el punto de vista del procedimiento científico, por lo que la posibilidad de obtener conclusiones extrapolables y generalizables a otras situaciones está en entredicho.
De todos modos lo que si parece estar evidenciado por este y otros estudios y experimentos, es que nuestro comportamiento en más situacional de lo que creemos y abre la "caja de pandora", de cuánto somos capaces de predecir nuestro propio comportamiento en situaciones extremas.
Muchas veces nos hemos sorprendido de los cambios de comportamiento experimentados por algunas personas cuando alcanzan una posición de poder o superioridad. Este experimento podría ofrecer alguna aclaración del por qué se produce ese fenómeno.
A nivel personal me surgen dos cuestiones básicas, aunque muchas más pueden surgir de un experimento como este:
Si os sirve de reflexión, cuando se entrevistó a muchos de los guardias y se les mostró el vídeo, no daban crédito a que ellos hubiesen sido capaces de llegar a esos límites, incluso los que habían desempeñado el rol de prisoneros, estaban sorprendidos de las humillaciones que habían sido capaces de aceptar....
Nuestros juicios son nuestros de verdad o nos dejamos influir por los juicios de los demás.
Somos realmente capaces de predecir cómo nos comportaríamos en un entorno verdaderamente hostil.
Los aspectos legales y filosóficos acerca de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Stanley Milgran. The Perils of Obedience. 1974.
La cultura organizacional es el conjunto de percepciones, sentimientos, actitudes, hábitos, creencias, valores, tradiciones y formas de interacción dentro y entre los grupos existentes en todas las organizaciones.
Nuestros recuerdos no son más que reconstrucciones más o menos exactas de como ocurrió un hecho.
Estamos totalmente influenciados por las opiniones, las conductas, los valores de las demás personas a la hora de decidir ciertas posturas, tomar nuestras propias decisiones o de comportamos en una situación determinada.
No es posible no experimentar sucesos negativos, lo único que podemos hacer es aprender a enfrentarlos de la forma más positiva.
Todos buscamos la felicidad, y es posible que en alguna ocasión hayamos pensado que si tuviéramos más dinero seríamos más felices.
Tal vez muchos de nosotros nos hayamos preguntado en alguna ocasión, ¿qué haríamos si nos encontramos a alguien en peligro?. A la luz de las investigaciones dar una respuesta en positivo o negativo es bastantes complicado.
La capacidad para demorar la gratificación es una habilidad fundamental a la que en formación se le presta muy poca atención, pero tiene una gran relevancia a la hora de gestionar los resultados esperados a corto y medio plazo relacionados con nuestro comportamiento.
Trabajar en el desarrollo de una sana autoestima nos convertiría en menos materialistas.
Al parecer según la investigación los testigos del ataque a Kitty Genovese no son culpables de indiferencia o egoísmo.... Es un problema de cantidad.
El juego del ultimatum se usa como evidencia contra las teorías del homo economicus pues muestra que las elecciones sobre criterios de justicia priman sobre las de beneficio.
El experimiento de Milgran en formato programa reality-show. Impresionante.
El contexto en el que se produce un comportamiento determina su interpretación y significado.
En contra de lo que mucha de la información que nos llega cada día a cerca del comportamiento humano parece indicar, nacemos con el sentido de la justicia.
El experimento llevado a cabo por Marina Abramovic consistía en quedarse inmóvil sin importar lo que le hicieran.